También tienen
sus días de descanso, que se dedican a hacer fiestas como el día de la castaña
o el día del pan. Éste día, lo celebran exponiendo cada Gangles una hogaza de pan y el ganador del concurso
es premiado con un saco de harina para todo el año. Aprovechan estos días para
reunirse todos y se entretienen hablando del parentesco que tienen unos con
otros y dicen, pues yo soy primo de tú tío, etc.
No beben
alcohol, sino un brebaje de moras silvestres con melocotón. Los jóvenes tienen
sus obligaciones, como los estudios sobre la naturaleza, que les transmiten los
mayores, para cuando les toque a ellos ser los nuevos líderes del poblado.
Son cariñosos
entre ellos y los animales, que salen de sus madrigueras con los que se llevan
bien, pues no son carnívoros ni ponen trampas
para cazarlos.
Los Gangles no
tienen problemas, pues cada uno ha aprendido que la forma de vivir los une
evitando discusiones.
Entre los Gangles no hay ni buenos
ni malos, sino unos mejores que otros pero sin ambición ni rencor. En invierno,
lo que más temen son las lluvias y nevadas que cubren los montes. También el
río Barbadun se desborda destruyendo sus campamentos, destrozándolo todo y con
las nieve los copos son mayores que ellos, por lo que tienen que resguardarse
en sus diminutas casas.
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