lunes, 2 de abril de 2018

Capitulo II


                     También tienen sus días de descanso, que se dedican a hacer fiestas como el día de la castaña o el día del pan. Éste día, lo celebran exponiendo cada Gangles  una hogaza de pan y el ganador del concurso es premiado con un saco de harina para todo el año. Aprovechan estos días para reunirse todos y se entretienen hablando del parentesco que tienen unos con otros y dicen, pues yo soy primo de tú tío, etc.         
No beben alcohol, sino un brebaje de moras silvestres con melocotón. Los jóvenes tienen sus obligaciones, como los estudios sobre la naturaleza, que les transmiten los mayores, para cuando les toque a ellos ser los nuevos líderes del poblado.
Son cariñosos entre ellos y los animales, que salen de sus madrigueras con los que se llevan bien, pues no son carnívoros ni ponen trampas  para cazarlos.
Los Gangles no tienen problemas, pues cada uno ha aprendido que la forma de vivir los une evitando discusiones.
Entre los Gangles no hay ni buenos ni malos, sino unos mejores que otros pero sin ambición ni rencor. En invierno, lo que más temen son las lluvias y nevadas que cubren los montes. También el río Barbadun se desborda destruyendo sus campamentos, destrozándolo todo y con las nieve los copos son mayores que ellos, por lo que tienen que resguardarse en sus diminutas casas.

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