Una tortuga, avanza a su ritmo, no corre, no tiene prisa, si intenta correr, le da la risa. Esta tortuga, avanza lenta, tiene casa propia, y así, no paga renta. Si algo,a su alrededor, le interesa, puede estirar el cuello, y elevar su cabeza. Cuando se acerca algún peligro, o alguien desconocido, se encoge, se queda quieta, y espera su destino. LLeva en su caparazón marcadas, las señales y las heridas, que le van dejando la vida. Pese a su aspecto blindado, y a su protección, en su interior late, un tierno corazón.
Texto y Dibujo: J. LARREA.
Texto y Dibujo: J. LARREA.
Todos tenemos un poco de tortuga.
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