
Desde luego, yo quise estudiar desde que era pequeña, pero sin ningún apoyo de mi familia, en la que se conservaba la mentalidad tradicional de la clase media alta, es decir, que las mujeres tenían que coser, pintar y tocar el piano. Esta oposición contra los estudios de la mujer no me aplastó, ni mucho menos. Erre que erre, conseguí ser asistenta social, hice trabajos variados (incluso como profesora en la escuela de la Concha, cosa que no era lo mío, ciertamente) y preparé unas oposiciones para Osakidetza que al final conseguí sacar con éxito. Como mujer me gustaría animarnos a reivindicar la igualdad entre mujeres y hombres, a que se denuncien las injusticias machistas y la violencia. ¡Viva la igualdad y la lucha por la justicia de los dos sexos!
Claro que sí! Sin dejarse achantar por las dificultades! Me ha parecido muy interesante e inspirador lo que cuentas.
ResponderEliminar