domingo, 31 de julio de 2016


SENTIMIENTOS


A veces se me caen las lágrimas viendo y oyendo las noticias que pasan por el mundo.

Son lágrimas de verdad viendo como muere la gente sin sentido, en Francia, Bélgica, Alemania y Orlando. También los que mueren en las guerras que son provocadas por dictadores y grandes potencias diciendo que hay países que tienen armas de destrucción masiva.

Cuando los intereses son el petróleo y el gas, provocan guerras como en Irak, y Libia y luego en Siria, sin contar otras guerras.

En Irak todos fueron contra Sadan Husein, E.E U.U y los aliados decidieron atacar contra esos países.

Cuando eso, no se decía nada pero cuando le toco a Libia, decía que era amigo de España, porque tenía intereses, como se puede ser tan hipócrita, diciendo cual guerra es mejor. Sadan Husein como Gadafi, tuvieron una muerte rápida, porque no interesaban que siguieran vivos.

Ahora le toca a E.E U.U y Europa, incluyendo a Rusia pagar las consecuencias de esas guerras. Eran dictadores pero controlaban el terrorismo. Yo no digo que hay que tener dictadores si no gente demócrata.

Las armas de destrucción masiva solo las pueden tener las grandes potencias, cuando no tenían que existir, bueno me despido con lagrimas en los ojos, porque tengo sentimientos, Adiós.

 

Quieren recordar la memoria histórica de los muertos por  ETA, pero no quieren recordar la memoria histórica de las muertes de la posguerra.

 



                                                                          J. M. Lameiro

martes, 5 de julio de 2016


LA VIDA


Árbol verde o sonrojado eres,

tus hojas lo dicen todo, abedul o roble.

Madera noble eres, como los años que pasan

Creces a lo alto y no a lo ancho, como todos los árboles

Tu tronco lo dice todo, con los años pasados

Tus anillos se cuentan por el grosor

Tu sabia es como la sangre que fluye por la corteza del árbol

El hombre con el hacha espera, para sucumbir a su lado

Muerte lenta y dolorosa te espera

Con la sombra que tú le as dado

 

No hay que cambiar el mundo, si no la sociedad.

 

 
                                                                      J. M. Lameiro

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